viernes, 16 de marzo de 2012

HACE UNOS DÍAS ME DIJO UN CLIENTE

Un cliente seleccionado por un nuevo miembro en pruebas de mi equipo me dijo hace unos días que no pasaba por creer que el, para él, mejor banco de este país -ese del color rojo- engañe a sabiendas a sus clientes con productos de inversión, conociendo que van a perjudicar a la economía de sus clientes.
Es curioso porque hacía tan sólo unos minutos, al mismo cliente, le había mostrado como con un producto financiero contratado por él a una compañía aseguradora, con la mediación de la misma entidad financiera y con lujo de detalles -uno de los objetivos principales de mi trabajo diario- no sólo no cumplía con el objeto por el que lo había contratado sino además como le perjudicaba claramente, lo cual es una práctica habitual de las mencionadas empresas cuando contratan con clientes a los que podríamos llamar desinformados financieros.
Hablo del conocido y extendido seguro de vida temporal anual renovable que tantos y tantos españoles tienen contratado con el objeto, a menudo considerado obligatorio (que no lo es), de cancelar sus deudas bancarias al momento de su muerte o invalidez.
Pues bien, el cliente que les digo va y me dice textualmente:
"Disculpa que sea tan cojonero pero no creo que la mejor y más fuerte entidad financiera de este país, me haya indicado y obligado a contratar un producto financiero de inversión a sabiendas de que con toda probabilidad no sólo no me beneficiaría sino que además perjudicaría mi economía y esto a pesar mío, porque nunca quise contratar productos de inversión bursátil y sólo lo hice obligado por la oficina en la que tramité el crédito me indicó que era condición necesaria para la concesión de éste me vi forzado. Y que le explicara  ¿Cómo una empresa que como todas quiere tener beneficios y los tiene, puede conseguirlos engañando a aquellos que son sus clientes y a los que supuestamente ha de tener contentos?
No tuve más remedio que responderle que la respuesta a su pregunta se la había proporcionado él mismo cuando, momentos antes, al hablarle de las "no bondades" del seguro de vida anual renovable que había contratado en la misma entidad estuvo de acuerdo conmigo en que le habían vendido forzadamente también, por cierto, un producto que, no sólo no cumplía con las expectativas con las que lo había contratado, sino que además sólo beneficiaba a la entidad que se lo vendió.
Es de suponer pues le dije, que si en el caso del seguro de vida anual renovable lo hicieron ¿Cómo no en el caso del producto de inversión bursátil?

Es curioso como confiamos en aquellos que nos merecen toda la confianza del mundo sólo porque les consideramos y hemos considerado durante tiempo solventes, sin analizar su trayectoria en relación a los principios y valores que su comportamiento nos ha mostrado durante exactamente el mismo período de tiempo que su solvencia, si no durante más.

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